lunes, 16 de noviembre de 2015

La homeopatía. ¿Principios elementales?

La palabra Homeopatía fue ideal para describir la nueva Ciencia, toda vez que utiliza las raíces griegas homeos, que significa “semejante”, y pathos, “enfermedad”, haciendo referencia a que una dolencia puede curarse por medio de aquello que genera síntomas parecido.
Es cierto que este principio fue descubierto por el famoso médico griego Hipócrates, pero fue Hahnemann quien lo puso en práctica de manera científica, comprobando que cuando una sustancia tóxica produce ciertos síntomas en una persona sana, es capaz de aliviarlos en alguien enfermo, siempre y cuando el fármaco se utilice en dosis terapéuticas.
Y en este sentido, no se puede pasar por alto otra aportación de Hahnemann: el principio de las dosis infinitesimales, que se refiere al hecho de adecuar la cantidad de medicamento que se le ofrece al enfermo para que no haya efectos nocivos. Para lograrlo, hay que diluir la sustancia original y dinamizarla (agitarla) para que aparezcan todas sus propiedades curativas.
Por supuesto, es fundamental que el diagnóstico homeopático se base en la ley de la individualización. De ahí que los especialistas en esta terapéutica hagan suyo el viejo aforismo: “no hay enfermedades, sino enfermos”, lo que significa que las manifestaciones de un trastorno son propias de cada persona.
De este modo, los médicos homeópatas saben que no existen cuadros específicos y universales de una enfermedad, sino que los síntomas son únicos en cada enfermo, y por tanto, la aplicación del tratamiento es particular e intransferible.
Thais Ortega.

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